Recientemente he acudido a un taller que bajo el título: “El arte de convencer”, estaba dirigido a Directivos de empresa.
Si he de ser sincera, tan sólo me inscribí porque el ponente -Jorge Artes-, había sido profesor mío y me ofrecía garantías de que, fuera cual fuese el contenido, podría resultar una jornada enriquecedora.
Francamente, he de reconocer que “El arte de convencer” como título de un taller de trabajo para Directivos, me producía una cierta curiosidad, por lo persuasivo que resultaba. Especialmente, tenía interés en conocer cuáles podrían ser sus contenidos, no tratándose, además, de un taller para comerciales, sino de un taller, al menos en apariencia, para profesionales generalistas y con funciones de Dirección.
A lo largo de su desarrollo, entendí el taller como un aprendizaje para saber convencer a otros con imaginación, inspiración y originalidad.
Sin yo poder saberlo aún, pero como parte del Taller, el ponente había llegado antes, lo que permitió que nos dedicase un tiempo a darnos la bienvenida personalmente a cada uno de los participantes, interesándose por todos y cada uno de nosotros, abriendo la sesión dándonos las gracias y la bienvenida.
Durante el primer minuto Jorge Artes nos puso al corriente de que el contenido consistía en que quienes habíamos acudido allí, íbamos a aprender a persuadir, es decir, a conseguir que una persona o conjunto de personas creyeran en nuestros mensajes, y se sintieran satisfechos, convencidos y seguros de las convicciones que nosotros transmitiéramos. Al mismo tiempo, entendí que los asistentes acudían a este taller con esa misma pretensión.
El espacio elegido para celebrar el encuentro me pareció el adecuado, se requería estar cómodo y sin rigideces, lo que el ponente consiguió desde el inicio, y nos indujo a que nos interrelacionáramos desde el primer momento de una forma muy natural y con confianza.
En ese primer minuto entendimos la importancia que tienen los primeros sesenta segundos cuando te diriges a la audiencia.
Artes nos transmitió seguridad y aplomo en sus mensajes, haciéndonos sentir, a través de su lenguaje verbal y no verbal, que nos quería, lo que implicaba que nosotros también le quisiéramos a él. “Se había ganado al público” y todos queríamos que el taller saliera bien, porque aquello en lo que estábamos merecía ser un éxito.
Una de las tareas que me propuse, en esas horas que íbamos a compartir, fue la de observar a Artes. Así fue, me dediqué a observarle, a percibir sus gestos, su mirada, su sonrisa, la claridad de su mensaje… pero me pareció que esto no era lo único, y finalmente me di cuenta de que había algo más: su actitud positiva, toda su persona transmitía positividad, relajación, cercanía y respeto.
Observé que eligió bien a sus aliados, tanto entre la audiencia como a otros aliados incontestables. Para acompañar su mensaje citó a Charles Chaplin, con quien subrayó la importancia de la sonrisa: “Nunca te olvides de sonreír porque el día que no sonrías será un día perdido”. También citó a Ghandi para dejar patente la importancia de tener elaborada una estrategia: “Primero te ignorarán, después se reirán de ti, por último te atacarán. Entonces, habrás ganado”.
Todo lo anterior, mirándonos a los ojos, gestionando el silencio y modulando la voz. Siempre siguiendo el hilo conductor, esto es, la idea fuerza: “El arte de convencer”, impulsando, reforzando y siendo breve, en cada uno de sus mensajes, afianzando el objetivo para el que estábamos allí.
Al finalizar el taller y tras los casos prácticos, en los que tuvimos que enfrentarnos a nuestros propios miedos, realizamos una recapitulación de los puntos tratados.
Yo me quedo con su último consejo: “En cada presentación debemos transmitir pasión”, porque esto es lo que en cada presentación nos transmite Jorge Artes: pasión.
Por eso me atrevo a hacer mi propia reflexión sobre el taller: “No necesitamos que nos expliquen la teoría, Jorge es el ejemplo práctico que necesitamos para aprender a convencer al público”
El arte es convencerte de que convencer es un arte, porque como dijo Friedrich Nietzsche: «Sin arte la vida sería un error«.
Etiquetas:Comunicación
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