Hoy hace exactamente un año que, coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, inauguré este blog.
Esta coincidencia no es tal, tampoco es que hubiera una predeterminación para hacerlo así, pero se dió la circunstancia de que mi voluntad de poner en marcha el blog y los avatares de la técnica, lo pusieran a mi disposición en fechas próximas al 8 de marzo y, sencillamente, pensé que podía ser una magnífica fecha para inaugurarlo, y aquí estoy, conmemorando la doble celebración, el día Internacional de la Mujer Trabajadora y el primer aniversario del Blog.
Dado la fecha que es, quiero aprovechar para hacer una breve excursión en algunas materias, que como mujeres más nos afectan.
No pretendo realizar un balance de los avances o retrocesos que las mujeres hemos alcanzado o sufrido en este año, tan sólo pretendo hacer algunas reflexiones que me vienen a la cabeza con motivo del 8 de marzo, que todos los políticamente correctos ensalzan y celebran como una obligación más del cargo, sea este político, sindical o meramente institucional.
Advierto que no me considero una feminista, tan siquiera moderada, sino una mujer más, a la que le toca vivir el día a día de nuestros tiempos con sus vicisitudes, que no son pocas.
Uno de los aspectos más celebrados en estos tiempos, y cuando me refiero a ellos no lo es tanto al momento actual, sino a los últimos años, es la consecución, e introducción, por vía de Ley, en las empresas, de los Planes de Igualdad.
Como profesional en el ámbito de los RR.HH. he tenido que diseñar y negociar Planes de Igualdad, así como llevar a cabo la aplicación de sus contenidos. Sin embargo, mi opinión al respecto, es que una cosa es la Ley, otra los Planes de Igualdad y otra la realidad, que suele ser muy terca.
En materia de igualdad, revisamos el lenguaje para que este no sea sexista, revisamos formularios para el acceso a la empresa, los contenidos de la formación, de las imágenes corporativas que se difunden, del derecho a la promoción en igualdad de condiciones, o incluso primando las del género menos representado, pero la realidad es obstinada.
La brecha salarial entre sexos continúa sin reducirse, y la promoción de las mujeres sigue siendo sensiblemente menor en los puestos de responsabilidad, esto sin mencionar la situación que se vive día a día, en materia de igualdad, entre el personal de las plantillas base.
Según se desprende del último estudio presentado por la Organización Internacional del Trabajo, las mujeres en España ganan un 17% menos que los hombres, pese a que las mujeres tienen mayor capacidad.
Quiero aclarar en este punto que no planteo hacer una “guerra de sexos”, sino recapacitar sobre si en igualdad de condiciones, experiencia, conocimientos, formación, competencias, ocupación… etc, se produce una igualdad efectiva y real, para realizar la valoración al profesional. Pues bien, según el informe de la OIT se producen desigualdades, ya que del mismo se desprende que incluso las mujeres que más ganan en España, ganan lo mismo que un hombre que está menos preparado.
Siguiendo con los Planes de Igualdad, en los mismos se introducen medidas de cara a implantarlas en la negociación colectiva, que en el mejor de los casos, se traduce en la consecución de alguna mejora en permisos retribuidos o en concesiones en materia de Guarda Legal, probablemente, consiguiendo el objetivo contrario a la consecución de la verdadera igualdad. Otra vez, topamos con la realidad.
Advierto igualmente que, a priori, soy contraria a las cuotas como forma de introducir a la mujer en determinados ámbitos del mundo político o de la empresa.
Considero que hay mujeres suficientes y suficientemente preparadas como para que las cuotas no tengan que ser un recurso necesario frente a una verdadera política de igualdad de oportunidades. He de decir que me entristece que, para que una mujer ocupe un puesto de responsabilidad, tengamos que acudir a los porcentajes.
Por ello, me permito “reclamar” el verdadero puesto de la mujer trabajadora, la profesional preparada, que ocupa por méritos propios puestos de auténtica responsabilidad, estando presentes en la vida pública, de las empresas y hasta del mundo financiero, probablemente, hasta ahora, el más cerrado de todos ellos a las mujeres.
No pretendo ni quiero ser pesimista, pero sí recapacitar sobre el hecho de que la realidad resulta ser muy tenaz, y la mera voluntad institucional o legislativa, no suelen ser suficientes para que esa realidad cambie, aunque desde luego es un paso.
En definitiva, los contextos cambian con voluntad, con medidas que permitan que cambie y con el esfuerzo de todos, hombres y mujeres, para hacer de la igualdad un hecho, desde la escuela hasta la universidad, en el hogar y en el trabajo, en la familia, en la política y en las empresas… los 365 días del año.
Los esfuerzos reales de apostar por una verdadera igualdad de oportunidades, pasa por implicarnos todos en la corresponsabilidad de derechos y deberes para continuar dando pasitos por un objetivo, que en verdad creo que merece la pena pelear.
Ni el voto de las mujeres, ni la igualdad de derechos civiles se consiguieron en poco tiempo, pero es más, una vez conquistados llevó años implantar el primero y en ocasiones, aún vemos que el segundo no está plenamente conseguido.
Queda mucho por hacer y de todos nosotros depende: mujeres, hombres y viceversa.
Feliz 8 de marzo de 2015.
GRACIAS a todas las mujeres y hombres que han hecho y hacen posible que la igualdad sea real
Fuentes fotos: propias y google.
Etiquetas:Día Internacional de la Mujer trabajadora, Laboral, RRHH
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